El “verdadero” rostro de Rimbaud

Todos tenemos en mente el popular retrato del joven poeta francés Arthur Rimbaud (1854-1891), imagen icónica del que se ha considerado como niño prodigio y enfant terrible de la poesía. Su obra escrita entre los quince y veinte años, antes de abandonar la creación artística y dedicarse a una vida de aventurero y traficante de armas en Etiopía, otorgó a Rimbaud un lugar privilegiado en la historia de la literatura universal. Si bien no todo el mundo conoce sus poemas, pocos desconocen su rostro soñador y desaliñado, representado por la siguiente imagen. 

El retrato data de 1871 y es producto de Étienne Carjat (1828-1906), fotógrafo de la bohemia artística de la época y amigo de otro poeta maldito, Charles Baudelaire. La imagen sirvió a Rimbaud en sus cartes de visite antes de convertirse, a lo largo del siglo XX y hasta nuestros días, en un icono. Sin embargo, lejos de ser un retrato exacto del rostro del poeta, la fotografía fue retocada, como tantas otras de la época, con el fin de embellecer al protagonista y ofrecer, no un retrato de la realidad y del momento, sino una versión sublimada la cual, como los retratos en la pintura, logre representar el ideal de la persona para la eternidad. 

Desde al menos 1841, las fotografías se retocaban directamente sobre el negativo obtenido en la placa fotográfica mediante el uso de lápices de grafito, abrasivos ligeros, pinceles, tinta china y pigmentos como el azul de Prusia. De este modo se podían obtener efectos como acentuar la mandíbula, enderezar una nariz, o dar un aspecto uniforme a la piel, cubriendo las pecas u otras manchas. También mediante el uso de bisturíes se podía modificar el grosor del rostro o el cuerpo, aumentar volúmenes o cubrir defectos con tinta, aclarar o añadir luz con lápices de diferentes grafitos y otros minerales.

A pesar de que el negativo de la placa fotográfica del icónico retrato de Rimbaud se perdió, y por lo tanto desconocemos cómo era el original, una mera comparación con otra fotografía de Rimbaud de la cual se dispone la placa fotográfica (en positivo) nos permite ver las diferencias. Este retrato, a veces atribuido a Carjat pero de autor desconocido, se cree que fue tomado en 1870, un año antes de la icónica fotografía, cuando Rimbaud tenía dieciséis años. En él, el poeta tiene un aspecto mucho más juvenil, el mentón es más alargado y pronunciado que en la imagen icónica , y el resultado general es menos bello y ensoñador. 

Visto de este modo, el retrato de 1871 se ve claramente retocado. ¿Quién fue el responsable? Esta pregunta es de difícil respuesta, aunque es sabido que la práctica de embellecer sus clientes era propia de Carjat y otros fotógrafos de la época. Sin embargo, las primeras reproducciones que se conservan del retrato de 1871 datan de principios del siglo XX, momento en que pudo haberse retocado el original. Por entonces Rimbaud ya había fallecido. En esa época, su hermana Isabelle (1860-1917) y su marido Paterne Berrichon (1855-1922) intentaron recuperar la figura del joven poeta y la imagen que todos conocemos fue reproducida, por primera vez, en las ediciones de sus poemas. 

Anteriormente, solo el poeta Paul Verlaine (1844-1896), antiguo amante de Rimbaud, había publicado un “fotograbado” del poeta en 1884 en la revista Lutèce, el cual parece ser que fue la primera imagen pública del prodigio. Según Verlaine, el fotograbado era una reproducción exacta de la fotografía tomada por Carjat en 1871. Como puede observarse, el rostro ovalado, el mentón prominente, y el labio inferior grueso del fotograbado se asemejan más al retrato de 1870 que a la fotografía icónica de 1871. 

Otra característica que difiere entre el fotograbado y el retrato que conocemos de 1871 es la orientación de los ojos de Rimbaud. Si bien en la fotografía icónica, la vista de Rimbaud se pierde en las nubes, en el fotograbado mira hacia el horizonte. Esto se debe a que la imagen de Carjat en el siglo XX se reprodujo un tanto inclinada, de modo que daba la impresión que Rimbaud miraba hacia el cielo.  

Aparte de los retratos mencionados, reproducidos con distintos retoques a lo largo del siglo XX, solo se conserva una fotografía de Rimbaud de niño y unos pocos autorretratos de su estancia en Etiopía, cuando ya había abandonado la escritura. Estas últimas fotografías son de muy mala calidad y apenas puede discernirse el rostro del mítico artista con claridad. 

La última fotografía de Rimbaud fue descubierta en 2008 y autentificada a través del análisis antropométrico en 2010, a pesar de que algunos especialistas lo niegan. La fotografía fue descubierta por dos libreros, Alban Caussé y Jacques Desse, en un mercado de las pulgas en Francia y representa la terraza del Hotel de l’Univers en Aden (Yemen) alrededor de 1880. Rimbaud tenía entonces 26 años y se dedicaba al comercio antes de dirigirse a Harrar (Etiopía). ¿Será este el “verdadero” rostro de Rimbaud?

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El dibujo que realizó su hermana, Isabelle, de Rimbaud convaleciente a su vuelta a Francia en 1891, donde moriría a causa de un carcinoma a la edad de 37 años, guarda cierto parecido. Esto nos hace pensar que, en efecto, nos hallamos ante la única imagen de Rimbaud adulto que presenta cierta calidad, y de las pocas que no fueron retocadas para representar al ideal del joven poeta precoz, perdido en su ensoñación.

Saber más:

• Desse, Jacques (2011). Étude historiques des portraits d’Arthur Rimbaud.
• Lefrère, Jean-Jacques; Desse, Jaqcues (2010). Un coin de table à Aden. Histoire Littéraires, n. 41.
• Museo Arthur Rimbaud, Charleville-Mézières (Francia).

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