Primer examen del genio de Mozart
Para honorar el 229 aniversario de la muerte de Wolfang Amadeus Mozart el 5 de diciembre de 1791, hoy hablaremos de la primera vez que el pequeño prodigio musical fue sometido a un examen científico. Este fue llevado a cabo en Londres en 1764, cuando Mozart contaba con solo ocho años, por parte de un miembro de la Royal Society, Daines Barrington (1727-1800), abogado, naturalista y anticuario.
La presencia de Mozart en Londres con su familia formó parte de su primer gran tour europeo. El talento por la música del joven virtuoso se había manifestado a la edad de tres años, y con solo seis años había empezado a tocar en público junto con su padre y su hermana mayor, quien también mostró grandes dotes para la música. Tras tocar en las cortes imperiales de Viena y Praga, entre otras, en 1763 Mozart y su familia se embarcaron en un tour que duró alrededor de tres años y medio, el cual los llevó a las cortes de ciudades europeas como Múnich, La Haya, París y, justo después, Londres. Durante su estancia en la capital francesa, la gloria alcanzada fue tal que se realizó un grabado (basado en un acuarela de Carmontelle) donde se describía a Mozart como a un “compositor y maestro de música de siete años.”
Por lo tanto, a su llegada a Londres Mozart gozaba de fama, pero seguía siendo hasta cierto punto un desconocido. Prueba de ello es que en el examen realizado por Daines Barrington, llevado a cabo en junio de 1764 pero publicado en 1770, el autor dedicó varias páginas a indagar quién era Mozart, si mentía sobre su edad, si era realmente un genio o solo un ingenio precoz. Su investigación se tituló: “Informe sobre un joven músico muy remarcable”. Gracias a sus contactos, Barrington consiguió que le enviaran un copia del certificado de nacimiento de Mozart, el cual corroboraba que había nacido el 17 de enero de 1756 y por lo tanto contaba con solo ocho años de edad.
Tras asistir a varios de sus conciertos en Inglaterra, Barrington convenció al padre de Mozart que le dejara examinarlo. En el hogar de los Mozart en Londres, Barrington sometió al joven prodigio a distintos ejercicios de lectura, composición e improvisación musical. El primer ejercicio consistió en leer cantando una pieza compuesta para dos voces y tres instrumentos (dos violines y una base), con dos de las partes escritas en clave de contralto. La lectura cantada de todas las partes a la vez no supuso ninguna dificultad para Mozart. Para expresar la extrema complejidad del ejercicio y cómo de prodigiosas eran las capacidades del niño, Barrington escribió lo siguiente:
Imaginemos que a un niño de ocho años se le pide leer cinco frases a la vez, en cuatro de las cuales las letras del alfabeto tienen distintos caracteres. […] Imaginemos, también, que las frases con distintos caracteres no están ordenadas para ser siempre leídas exactamente una debajo de la otra, sino de manera inconexa. Luego, supongamos un gran discurso de Shakespeare nunca antes visto, y sin embargo leído por un niño de ocho años con todo el vigor conmovedor de un Garrick [actor y dramaturgo Británico]. Imaginemos, igualmente, que el mismo niño está leyendo, de un vistazo, tres comentarios que sirven para ilustrar este discurso, y que un comentario está escrito en griego, el segundo en hebreo y el tercero en caracteres etruscos. Supongamos también que, mediante diferentes signos el niño pudiera señalar qué comentario es más pertinente en cada palabra, y que a veces lo fueran los tres, otras veces solo dos de ellos. Cuando hayamos imaginado todo esto, tendremos alguna idea de aquello de lo cual este chico es capaz al cantar este dueto de vista y de forma magistral a partir de la partitura, incorporando al mismo tiempo todos los acompañamientos pertinentes.
Como prueba de que sus dotes compositivos no eran un fraude, Barrington explicó que el príncipe de Salzburgo encerró al joven Mozart en su corte una semana sin ver a nadie, con solo unos pentagramas y unos versos para los cuales tenía que componer la música. A pesar del poco tiempo otorgado, el resultado fue de gran calidad.
Convencido del genio de Mozart, Barrington lo comparó con Jean-Philippe Baratier (1721-1740), un académico alemán que, como el célebre Christian Heinrich Heineken (1721-1725), entendía el latín con solo cuatro años y aprendió el hebreo a la edad de seis, y con Georg Friedrich Händel (1685-1759), niño prodigio y gran compositor. Para Barrington, no había duda de que Mozart pasaría a la historia como un genio, contradiciendo la creencia popular según la cual “esta clase de ingenia praecocia son de corta duración”. Incluso llegó a afirmar que el genio de Mozart le parecía mayor que el de Händel, ya que el primero empezó a componer con solo cuatro años.
La investigación de Barrington, la cual podéis leer al completo aquí abajo, es sin duda uno de los primeros exámenes científicos de un niño prodigio, además de un testimonio histórico de la fascinación que provocó Mozart durante su infancia.
Adjuntamos seguidamente el texto de Barrington, si no se visualiza en esta página pulse el botón descargar.
OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
Andrea Graus (5 de diciembre de 2020). Primer examen del genio de Mozart. Niños prodigio. Recuperado 4 de noviembre de 2024 de https://doi.org/10.58079/mq10