Experimentos de crianza: Viola Olerich, la “baby scholar”

Viola Olerich (1897-1994), natural de Iowa y conocida como “baby scholar“, fue la hija adoptiva del utopista y profesor Henry Olerich (1851-1927), un emigrante alemán, en gran medida autodidacta, instalado en Estados Unidos. La crianza de Viola fue un experimento pedagógico para probar la teoría educativa de su padre. La niña fue adoptada a propósito para demostrar que la herencia no era importante y que cualquier niño criado en las circunstancias y prácticas educativas promovidas por Olerich obtendría resultados similares.

La teoría educativa que aplicó en la crianza de Viola se basó en gran medida en los valores de la libertad individual y la importancia del juego. No había que obligar al niño a aprender algo que no le interesara ni castigarlo, sino nutrir su curiosidad. Para despertar la curiosidad de Viola y contribuir a su precocidad, Olerich diseñó una serie de bloques y libros con imágenes y otros dispositivos que servían para dirigir la atención del niño.

De esto modo, decía Olerich, los niños adquirían conocimientos y habilidades de forma mucho más rápida que en el sistema educativo, hecho que les permitía desarrollar su máximo potencial. Mediante su método pedagógico, el niño adquiría una mayor conciencia de su mundo interior y era capaz de controlar su temperamento y vicios como la gula. Además, desde su punto de vista, a la larga este modo de crianza conseguiría crear ciudadanos racionales capaces de gobernarse a si mismos con bondad, inteligencia y libertad.

Los resultados obtendios por Olreich con su hija fueron inauditos, de ahí que se la conociera en la prensa como “baby scholar”, genio y niña prodigio. Con casi dos años, tenía un vocabulario muy superior al de cualquier niño de su edad y sabía identificar capitales, países y personas célebres en la historia. Con casi tres, leía obras complicadas en inglés, como Synthetic philosophy (1860) de Herbert Spencer, conocía el alemán y el francés, sabía dactilografía y dominaba nociones de biología, zoología, geometría, matemáticas y física.

Henry exhibió a Viola en diferentes convenciones y espectáculos, dirigidos especialmente a educadores y pedagogos, con el fin de demostrar la eficacia de su teoría educativa. En dichos espectáculos Viola exhibía sus habilidades de lectura y vocabulario, identificaba banderas de distintos países, los huesos del cuerpo humano, realizaba problemas de geometría, etc. 

En 1900, Henry Olerich publicó un pequeño libro, entre tratado educativo y biografía ilustrada, tituado Viola Olerich, the famous baby scholar. An authentic illustrated record (1900), para que otras personas pudieran aplicar su método y lograr los mismos objetivos. La democratización del talento como un potencial que todo niño podía desarrollar mediante los medios adecuados era uno de los pilares de su teoría.

Este experimento de crianza le sirvió para poner en práctica algunas de las ideas que había expuesto en su novela utópica A cityless and countryless world (1893). Dicha novela se basaba en los principios de Charles Fourier, utopista francés del siglo XVIII que defendía la creación de sociedades basadas en principios de igualdad y libertad. En la sociedad utópica de la novela de Olerich los individuos se clasificaban según tipos de personalidad y se les asignaban trabajos para poder desarrollar su máximo potencial. No existía el matrimonio y la crianza de los niños era colectiva. La libertad individual preponderaba y al mismo tiempo garantizaba una libertad social. 

En 1902, cuando Viola tenía cinco años, se terminaron las demostraciones. En una entrevista que le hizo el historiador Roger H. Grant en 1973, a los 76 años, admitió que no tenía muchos recuerdos de ese período de su vida, dando a entender que tal vez los había reprimido. A su parecer, su padre dejó de lado las exhibiciones porque, a pesar de que los conocimientos de Viola parecían muy avanzados cuando tenía dos-tres años, a partir de los cinco años ya no resultaba tan asombroso que un niño pudiera nombrar los diferentes estados de Estados Unidos o conociera las banderas de muchos países. Además, a su parecer su padre ya había demostrado que su teoría educativa funcionaba, por lo que no tenía sentido insistir.

Sin embargo, el motivo que llevó a Henry Olerich a dejar de exhibir a su hija sigue siendo incierto y no podemos descartar que fuera forzoso, como pasó con la exhibición de otros niños prodigio cuyos casos fueron denunciados por sociedades de protección de la infancia y respaldados por filántropos. De hecho, Olerich nunca entendió porqué Viola quería ir a la escuela (la avanzaron dos cursos y cuando tenía siete años estaba con niños de nueve), pues a su parecer tras la educación que le había dado ya podía valerse por si misma. A pesar de que Henry Olerich continuó desarrollando otros proyectos de reforma social y publicó más novelas utópicas, su suicidio en 1927 invita a creer que se sentía frustrado ante los escasos cambios sociales a su alrededor.

Por su parte, Viola vivió una vida corriente, sin los altibajos de su celebridad y precocidad tempranas. Cuando se casó y tuvo una hija, la prensa volvió a interesarse brevemente en ella y le preguntó si la criaría como hizo su padre, a lo que respondió que no, que su deseo era que fuera como los otros niños y niñas. A su parecer, los padres no hacían ningún favor promoviendo la precocidad en los niños. Ella misma se había sentido una inadaptada de pequeña y no quería que su hija viviera una experiencia similar.

Saber más:

• Olerich, Henry (1900). Viola Olerich, the famous baby scholar. An authentic illustrated record. Chicago: Laird & Lee.
• Grant, Roger H. (1975). Viola Olerich, ‘the famous baby scholar’: an experiment in education. The Palimpset, 56(3): 88-95.
• Grant, Roger H. (1975). Henry Olerich and the utopian ideal. Nebraska History, 56: 248-258.

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