La polémica exposición póstuma del “niño de Brujas” (1875)
A principios del 1875, tuvo lugar en el Círculo artístico y literario de Bruselas una exposición póstuma de Fritz (o Frédéric) Van de Kerkhove (1863-1873), un niño prodigio de las bellas artes nacido en Brujas que había fallecido con tan solo 10 años y 11 meses de edad. La muestra recogía más de un centenar de obras paisajísticas de Van de Kerkhove, algunas de ellas realizadas a la tierna edad de siete años, sin haber recibido ninguna educación artística.
Los cuadros eran coloridos, de trazos románticos y de pequeño formato. Muchos habían sido realizados en el soporte de madera de las cajas de cigarros. Un aspecto que llamó la atención de críticos y artistas es que Van de Kerkhove nunca había salido de Brujas, por lo que los paisajes eran fruto de su imaginación. Los colores y juegos de luces, muchas veces tétricos, representando anocheceres, fueron especialmente admirados.
Después de Bruselas, la exposición (que se realizó gracias al patronazgo de la Academia de Bellas Artes de Bélgica) se trasladó a Amberes, Lieja y Gante, hasta llegar a París en 1877. Gracias al éxito de la exposición póstuma, el valor de las pequeñas obras de Fritz escaló rápidamente en el mercado del arte.
La fascinación por Van de Kerkhove fue tal que muchos críticos de arte, artistas y periodistas se desplazaron a Brujas para saber más sobre el talento del malogrado niño prodigio. Se decía que había nacido con una hidrocefalia y que nunca había logrado aprender a leer y a escribir. Incluso se murmuraba que era su propia precocidad artística lo que había terminado por matarlo. El padre de Van de Kerkhove, un mercader de cereales y pintor amateur, realizó una retrato de su hijo en su lecho de muerte.
Ante el talento del padre, algunos periodistas y críticos afirmaron sus dudas con respecto a la autenticidad de los cuadros del niño. Dijeron que habían adquirido pinturas del padre de Fritz que se parecían mucho, quizá demasiado, a las del supuesto prodigio. Un conocido profesor de estética, Jean Rousseau, afirmó que los cuadros no podían ser del pequeño. Una contra-investigación organizada por Willems-Fonds, una asociación en defensa de la cultura flamenca, no consiguió esclarecer la cuestión.
Sin embargo, muchos críticos insistieron en que nunca existió un fraude o una colaboración entre Fritz y su padre, pues las obras del niño eran verdaderas “obras maestras” al lado de las de su progenitor. Como era propio de la época, los partidarios de Van de Kerkhove consideraron que el talento del niño era innato y que, en cierto modo, había sido predestinado a elevarse por encima del resto. La exaltación del genio, que el Romanticismo había ligado a la precocidad y la infancia, estuvo presente en muchas de las críticas que se hicieron de la exposición, comparándolo con Mozart y Pascal.
El gran defensor de Van de Kerkhove fue el académico belga Adolphe Siret, quien descubrió la obra del niño tras conocer a su padre. Siret publicó un extenso libro de más de cuatrocientas páginas, titulado L’Enfant de Bruges (1876), donde recopiló artículos, cartas e información varia sobre el niño y la polémica que se generó alrededor de sus obras. Además, insertó reproducciones de sus cuadros en forma de grabados realizados por el padre.
La controversia se desarrolló tanto en la prensa belga como en la francesa e incluso la inglesa. A ella se le sumaron testigos de todo tipo, no solo de expertos en arte. Uno de los testimonios más importantes se obtuvo del médico de Van de Kerkhove, quien afirmó que en numerosas ocasiones había visto trabajar al niño en el taller del padre y había podido admirar su talento y su precocidad artística. Al parecer, la hermana de Fritz, Louise (1860-?), también desarrolló “un don” para la pintura paisajística a la edad de 14 años, per su fama nunca fue equivalente.
En la actualidad, los cuadros de Fritz Van de Kerkhove, y algunos de su hermana, siguen circulando entre los coleccionistas, con precios que rondan entre los 300 y los 700 euros, dependiendo del formato. Así, la leyenda del pintor prodigio de Brujas continúa, en parte, viva. Es de remarcar que sus creaciones parecen hallarse del todo ausentes de los museos, y por lo tanto las subastas, sobre todo en Bélgica, son el único lugar donde todavía pueden admirarse sus pinturas. Quién sabe si algún día se lograrán reunir sus creaciones junto con las de otros niños artistas en otra exposición póstuma, tal vez menos polémica, que consiga poner en valor el talento de estos pequeños artistas, demasiadas veces vilipendiados y olvidados.
Saber mas:
- Mortier, Roland (1999). “L’Enfant de Bruges et les écrivains”. Bruxelles: Académie royale de langue et de littérature françaises de Belgique [en línea].
OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
Andrea Graus (12 de julio de 2022). La polémica exposición póstuma del “niño de Brujas” (1875). Niños prodigio. Recuperado 13 de octubre de 2024 de https://doi.org/10.58079/mq1e
