La sombra del ex-prodigio: Roberto Benzi

Roberto Benzi forma parte de una generación de niños prodigio muy particular: los directores de orquestra. Nacido en Marsella en 1937 en el seno de una familia italiana, Benzi recibió lecciones de solfeo por parte de su padre durante la infancia y destacó muy pronto por presentar un “oído absoluto”, el cual le permitía identificar notas correctamente sin necesidad de un tono de referencia. Otro prodigio musical en quien se comprobó esta habilidad fue el pianista Pepito Arriola (1896-1954), conocido como el “Mozart español”, quien hizo su debut a los tres años en el Salón Montano de Madrid. 

La precocidad musical de Benzi lo llevó muy pronto a París, donde recibió lecciones de dirección por parte del belga André Cluytens (1905-1967). Hasta entonces, el pequeño Roberto se había contentado con dirigir orquestras invisibles mientras escuchaba discos. Una primera ocasión para dirigir un concierto se le presentó a los 9 años de edad en el sur de Francia, la cual le sirvió para probar que estaba preparado para hacer su gran debut en la capital, concretamente en la sala Pleyel durante una gala patrocinada por el Presidente de la República. A este le siguió otro gran concierto en el Treatro des Champs-Elysées.

La hazaña de Benzi apareció en la prensa internacional y el joven prodigio fue invitado a dirigir conciertos en el norte de Europa, Italia, Portugal y Estados Unidos. La estética vestimentaria de Benzi durante los conciertos se articuló a través de los pantalones cortos, elemento que enfatizaba su carácter infantil. Personalidades como el gran director de orquestra vienés Josef Krips (1902-1974) asistieron a sus actuaciones. Tras presenciar un ensayo en marzo de 1949, Krips afirmó que Benzi “no era un niño prodigio”, sino una “encarnación de la música”. Le auguró un futuro brillante de persistir en la buena senda.

En julio de 1950, la revista Paris Match, fundada un año antes, introdujo a Benzi en su portada a petición de un grupo de niñas de Toulon, quienes enviaron una carta a la revista esgrimiendo lo siguiente: “En su portada encontramos siempre fotografías de personas mayores, pero nunca de niños. Roberto Benzi nos gusta porque ha sabido hacernos amar la música. Por qué no [escogerlo a] él?”. Además de situarlo en portada, Paris Match le dedicó un reportaje fotográfico donde se mostraba a Benzi y su familia instalados en su nuevo apartamento parisino tras el triunfo de este en la capital. Las fotografías muestran a un Roberto infantil y desenfadado, que salta sobre la cama e incluso se deja duchar por su madre mientras ofrece un desnudo trasero para la cámara —imagen seguramente impublicable para cualquier revista hoy en día.

• 

• 

Ese mismo año, Benzi protagonizó una película en parte autobiográfica titulada Prélude à la gloire, la cual cuenta la historia de un niño prodigio franco-italiano de Marsella que se convertirá en un célebre director de orquestra gracias a un atento maestro; sin embargo, caerá en las garras de un famoso director y su esposa, quienes sacarán provecho económico de su éxito apropiándose de la custodia del niño y exhibiéndolo alrededor del mundo. Así, la película retrató los males asociados con las carreras de los niños prodigio basándose en algunas de las experiencias (sin duda exageradas) de la vida de Benzi. En 1953, la película tuvo una segunda parte mucho menos exitosa, titulada L’Appel du destin, donde el joven prodigio, ya adolescente, se encuentra con su padre, un músico fracasado al que nunca había conocido.

La gran fama alcanzada durante su infancia persiguió a Benzi a lo largo de su carrera y lo puso a prueba en múltiples ocasiones. En la adolescencia pasó un periodo de travesía del desierto y estuvo un par de años sin dirigir conciertos. Según la prensa, cuando los organizadores oían hablar de él decían: “¡Ah, no, no nos hables más del pequeño Benzi! ¡Que vuelva a la escuela!”. En 1958, a la edad de 20 años, la revista France-Dimanche le dedicó un largo reportaje donde Benzi aseguró que “no [fue] divertido haber sido un niño prodigio”.

En 1983, ya con su carrera adulta consagrada, afirmó en otra entrevista que su pasado le había costado “muy caro” dada su condición de “fenómeno” y celebridad infantil, condición contra la cual había tenido que luchar para hacerse respetar. Durante su infancia, los músicos no siempre estuvieron dispuestos a someterse a su dirección. En ocasiones, dicha falta de respeto continuó durante la edad adulta, a pesar de su reputada carrera. La imagen de ex-prodigio continuó a perseguirlo hasta el punto que, a la edad de 52 años Benzi declaró continuar “en el purgatorio”.

Un suceso destacable de su “calvario” como ex-prodigio se produjo en 1978, cuando Benzi abandonó el escenario en plena representación de Werther en la Opéra-Comique de París. Según él, había un complot en su contra: durante los ensayos los músicos hablaban entre ellos, no eran puntuales o incluso abandonaban su puesto sin previo aviso. En Burdeos, donde se ocupó de la orquestra hasta su inamistosa dimisión en 1988, uno de los intérpretes irónizó con que Benzi debería volver a dirigir en “pantalones cortos”, como durante su época de niño prodigio, para atraer todavía más al público. Así, Roberto Benzi es un ejemplo muy ilustrativo de un caso donde la sombra del ex-prodigio continúa a perseguir a la persona durante la edad adulta, incluso cuando se posee una carrera brillante como la de este director de orquestra.

Saber más:

• Recortes de prensa y otra documentación sobre Roberto Benzi en la Biblioteca Nacional de Francia (salas “Musique”, “Arts du spectacle” y “Musée de l’Opéra”), París.

---

---